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“Unas 15 mil familias producen más de 10 mil toneladas de miel, generando una derrama económica superior a los 300 millones de pesos al año”, acotaron. La decisión del Tribunal de Justicia Europeo en el caso C-442/09, mencionaron, de prohibir la venta de miel que contenga polen de cultivos no autorizados o requerir su etiquetado cuando contenga más de 0.9% polen de cultivos transgénicos, plantea también una afectación económica para el sector apícola. No obstante, Monsanto proyecta sembrar este año unas 253 mil 500 hectáreas de soya transgénica en cinco polígonos que se ubican en la Península de Yucatán, Chiapas y la planicie huasteca. “¡Monsanto no ha entendido que, en maya, en español y en inglés no es no!”, acusaron. “Los transgénicos que se proyecta cultivar en la Península de Yucatán son cultivos resistentes al glifosato, ingrediente activo en muchos herbicidas comercializados en todo el mundo, incluyendo la conocida formulación ‘faena’, que es utilizada para el control de malezas, ya que no es selectiva, elimina toda la vegetación en torno a los cultivos”, advirtieron. Estudios recientes demuestran que los herbicidas a base de glifosato pueden tener efectos nocivos para la salud humana y el medio ambiente”, puntualizaron. No obstante, los ambientalistas celebraron la determinación del gobierno de Yucatán de solicitar acuerdos para declarar a la entidad territorio libre de transgénicos. Sin embargo, advirtieron, “ahora esperamos que los gobiernos de Campeche y Quintana Roo hagan lo propio”. Exigieron que las medidas de salvaguarda “no se queden en papel”. Para que se lleven a la práctica, adelantaron, el movimiento preparará los instrumentos legales y técnicos para ser presentados a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), y Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) para el establecimiento de todo el territorio como zona libre de transgénicos. Los inconformes formaron con sus cuerpos el mensaje “Ma-ogm”, que traducido del maya significa “No-ogm”, es decir, “No a los transgénicos”.
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